Sus ventajas son las mismas que sus inconvenientes, al tratarse de un aceite más turbio y llevar un etiquetado que lo identifica como aceite no filtrado, el consumidor entiende que se trata de un aceite más puro y saludable. Como decíamos puro marketing, pues sigue siendo tan saludable como el aceite filtrado, pero con la desventaja que perderá mucho antes su calidad y además creará posos al decantarse dichas partículas de modo natural en el fondo del recipiente.
La gran propiedad que alegan los productores y defensores del aceite de oliva sin filtrar es que su apariencia turbia garantiza su frescura, asegurando que ha sido elaborado muy recientemente, pero eso acorta sustancialmente su plazo recomendado de consumo con la consecuente aparición de aromas no deseados, consecuencia de los posos decantados, y de una mala sensación en boca.
En resumen, al tratarse de aceites que no han pasado por sus procesos de centrifugado, adquieren un tono que a nivel estético puede hacernos pensar que estamos ante un producto más puro, pero nada más lejos de la verdad, sencillamente estamos ante el mismo producto pero con un peor acabado y que además tenderá a decantarse de todos modos una vez envasado.
Y esto es lo que desde Aceites Padilla os podemos explicar sobre el aceite de oliva sin filtrar, esperamos que os hayamos podido resolver vuestras dudas y que os haya resultado aclaratorio nuestro artículo de hoy.
Comentarios (0)